miércoles, 26 de marzo de 2008

Para empezar... ¿Qué es la Arqueoloquía?


Casi todo el mundo sabe bien lo que es la Arqueoloquía, y por lo tanto lo que hacen los arqueolocos. Algún despistado queda por ahí que los relaciona con los dinosaurios u otros fósiles, o con pedruscos (es cierto que algunos arqueolocos entran en éxtasis ante los pedruscos, pero en realidad se trata de otro tipo de pedruscos), pero lo normal, es decir, la media aritmética, es que la gente identifique a los arqueolocos con Indiana Jones, e Indiana Jones nunca ha montado una expedición para buscar boñigas de Thecodontosaurus. Lo que busca son calaveras de cristal, arcas o copas, cosas en definitiva de factura humana. De manera que los arqueolocos, teniendo que ver con lo antiguo se centran en el hombre, cuya vida en el planeta, hace kiloiears, reconstruyen a partir de sus evidencias, de los restos que dejaron y que se han conservado.
Para obtener esa información los arqueolocos operan en fases sucesivas que comportan procedimientos muy variados. Lo primero es evaluar si en un determinado lugar puede haber vestigios de una ocupación o actividad humana. Básicamente es lo mismo que cuando uno compra un melón. Tu sabes que estás ante un melón y la cuestión es que si el melón está bueno te lo llevas y si no está bueno no te lo llevas. ¿Cómo sabes que el melón puede que esté bueno sin abrirlo? Pues nada, le das unos cachetitos y dependiendo del ruido que resulta decides si está en su sazón o es un puro pepino. Si te queda alguna duda le das un apretón en el culo, y dependiendo de lo duro que resulte decides. Pues los arqueolocos hacen más o menos lo mismo. Cambia melón por un lugar dado, cachetes y apretón en el culo por toda suerte de técnicas de prospección y comprar por excavar y ya está. Así de simple.



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