miércoles, 30 de abril de 2008

Contando años contando matrimonios.


Manejando un día datos del número de matrimonios que cada año se celebran en España calculé que, al comienzo de esta década se podían estimar en unos 211.911 ± 550, que era lo mismo que decir que se daban unos 5307 enlaces por millón de habitantes. Lo he recordado a cuento del comentario “¿cal? BC” que ha hecho un anónimo. Podríamos contar años contando matrimonios. No sabríamos cuándo, ni dónde, ni quién se va a casar; y no sería bueno echar un ojo a ese “calendario” a cada instante, porque si creyéramos que cada 580 matrimonios había transcurrido un día (seguramente en los martes y trece no se casa nadie y en los sábados un montón) habría momentos que andaríamos bastante desajustados, pero cada vez que llegaran a contabilizarse 212.000 enlaces, con independencia del momento en que empezáramos a contar, no andaríamos muy lejos de poder asegurar que había pasado aproximadamente un año.

Pero claro, la cosa no podía ser tan divertida sin más. Una de las cuestiones es ¿y si la estimación de 5307 enlaces por millón de habitantes no fuera correcta para un periodo prolongado de tiempo? (esa estimación sería equiparable a la variable “proporción de C14 en la atmósfera”). Si se convenciera a la gente de que el matrimonio es como una aburridísima comida que empieza por el postre habría menos matrimonios (pongamos 4600 por millón), luego para alcanzar los 212.000 habría de transcurrir más tiempo que antes, o dicho de otro modo: “nuestro año” sería más largo que el año real de calendario. Si por el contrario se casaran más “nuestro año” sería más corto que el año real de calendario. Obviamente el resultado de mantener la estimación inicial es que se produciría un desajuste, y al poco la escala de los años de calendario dejaría de coincidir con la escala de los años de matrimonio. Para poder sincronizar ambas escalas tendríamos que saber cómo en diferentes momentos diferentes opiniones respecto al matrimonio han influido en que la gente se case más o menos y cómo varía la estimación. En fin, que es mejor que sigamos contando años como lo venimos haciendo.

Con el sistema de datación C14 ocurre algo similar, la escala de tiempo C14 es diferente de la escala de tiempo del calendario, y es práctica cada vez más habitual que las fechas se utilicen “calibradas”, es decir, convertidas en años de calendario. Para calibrarlas no hay que volverse loco. Casi todos los laboratorios han desarrollado programas en los que incluso puedes elegir las curvas de calibración que más puedan interesarte (en función del lapso temporal o del tipo de resto). Si entras en CalPal, programa del Laboratorio de Colonia, podrás hacer tu propia calibración on line. Teclea 5780 ± 50, por ejemplo (esa es una fecha que nos da un laboratorio y es una fecha en años C14), pulsa calibrar y… el resultado es 6695 ± 52. Se han convertido en años del calendario.

Homo antecessor busca un sitio.

BBC Mundo.com ha entrevistado a Eudald Carbonell, codirector de las excavaciones de Atapuerca. Hace un mes, coincidiendo con el nacimiento de Homorgasmus, el equipo, en esa ocasión encabezado por el propio Eudald, dio a conocer en Nature el hallazgo en la Sima del Elefante, durante la excavación del pasado año, de un fragmento de mandíbula de 1,2 millones de años perteneciente a Homo antecessor. Ya nos hicimos eco de ello aquí con el colgajo “Houston, Houston… aquí Atapuerca”.
En la entrevista a Eudald se recogen tres posibles hipótesis sobre el lugar que ocuparía Homo antecessor en el árbol evolutivo de la humanidad, y ninguna es la mantenida hasta ahora. "La primera es que haya sido un antepasado exclusivo del pre-neandertal -conocidos como los Homo heildelbergensis- y el neandertal. Esa rama de la evolución que se extinguió hace unos 28.000 años AC"; la segunda “que haya sido un antepasado exclusivo del Homo sapiens, una especie que se haya creado en Europa antes de que se creara esa última especie de la que provienen los seres humanos"; y la tercera "que ese Homo antecessor haya tenido una línea evolutiva propia sin descendencia". "Nosotros nos inclinamos más por la segunda hipótesis", dice Eudald (aunque no sé yo si ese "nosotros" incluye a todos) y de ser así, estarían hablando de una especie completamente nueva hecha en Europa. "Habríamos encontrado al primer europeo del árbol evolutivo de la humanidad". O.O

martes, 29 de abril de 2008

Azagayas en hueso de ballena.


Las azagayas son puntas de proyectil realizadas en hueso o en asta durante el Paleolítico Superior. En el último número de Journal of Human Evolution, J.M. Pétillon da cuenca de la existencia de piezas de este tipo, así como de baguettes, fustes y cuñas en los niveles magdalenienses de la cueva de Isturitz (Francia), sobre soporte óseo de origen marino, posiblemente ballena. En la actualidad esta cueva se encuentra a unos 40 km. de la línea de costa (en el Golfo de Vizcaya), y durante el Magdaleniense Medio y Superior (16.500-12.000 cal BC) debió estar a unos 50 ó 60 km., habida cuenta de que el nivel del mar se situó entre 80 y 100 m. por debajo del actual.

Obviamente no es necesario (ni sensato) recurrir a la existencia, por entonces, de técnicas de pesca para hacerse con esos cetáceos, ya que individuos varados pudieron proporcionar ese material. No obstante, la existencia de artefactos fabricados sobre estos huesos a lo largo de toda la secuencia magdaleniense del yacimiento (por más que su número sea muy inferior al de restos de idéntica adscripción tipológica pero en asta) pone de manifiesto que no fue un hecho puntual, sino que pudo significar una tradición técnica consistente a lo largo del tiempo que incluiría conocimientos específicos. En el empleo de este tipo de material pudieron jugar dos factores: un mayor tamaño que el de recursos alternativos, lo que permitiría obtener útiles más grandes, y una mayor resiliencia, es decir, una mayor capacidad de absorción de energía antes de fracturarse por la acción de un impacto, lo que es muy consistente con el tipo de utilización de estos artefactos.

Los restos que han sido ahora revisados fueron recuperados hace más de 70 años en excavaciones realizadas por Passemard y por Saint-Périer, y estaban depositados en el Musée d'Archéologie Nationale (MAN, Yvelines, France).

Vaya pollo por lo de la gallina.

Están los chicos del paleofreak rasgándose las vestiduras y dándose al alcohol por la historia esa mal contada de que si las gallinas vienen del Tyrannosaurus rex (T-rex entre profesionales) por línea materna. !Que no es para tanto, chicos, que no es para tanto¡ Además una cosa; si tú agarras una gallina y la inflas hasta conseguir el tamaño de un T-rex, no me digaís que algo no se iban a parecer. Y barbaridades los periodistas anda que no dicen: el yacimiento de "la Etoli", "los bisontes polígamos de Altamira", el "australopithecus bonsai". Venga hombre, venga, ánimo.
En cualquier caso lo que quería decir es que tras la última visita a ese lugar, ahora de llanto y desconsuelo, descubrí el blog de pabluratops y os recomiendo que visiteis su colgajo "Identidad equívoca II: Tyrannosaurus rex". No dejeís de agrandar el dibujo.

lunes, 28 de abril de 2008

Pinrreles XXL

La semana pasada El Paleofreak y Mundo Neandertal nos pusieron al corriente de que el hombre de Flores calzaba unos señores pies. Como indicaban, el anatomista W. Junkers había aportado esa información en la Asociación Americana de Antropología Física.

En el último número de la revista Science, publicado el pasado viernes, veo que Elisabeth Culotta hace referencia a esa reunión. Desde luego que eran unos señores pies. El espécimen LB1 de la cueva de Liang Bua calzaba casi la media de la humanidad actual pero claro, sólo medía un metro de altura. Para hacernos una idea más precisa; la longitud de uno de nuestros pies (y digo uno porque el otro suele medir lo mismo) supone aproximadamente el 55% de la del fémur, mientras que en este individuo representaba el 70%. Eso y su anatomía aconsejaba, según Jungers, no apostar por él (por el hobbit, claro) como ganador de una maratón, y para Wood el individuo, que sólo se ha pasado 18.000 años enterrados, presenta rasgos correspondientes a un grado de homínido que dejó de pisotear la tierra hace millones de años. Jungers apuntó que una explicación es que Homo floresiensis derive de una migración muy antigua de homínidos fuera de África, de Homo habilis, por ejemplo, aunque no hay ninguna prueba de ello, de los que podría resultar algo parecido a estos hobbits. Para Ciochon, que dice no sentirse cómodo con tantos vacíos en el tiempo y en el espacio, el antepasado podría ser Homo erectus, del que floresiensis habría resultado por un proceso de encanijamiento (insular).

Otra posibilidad planteada desde el principio, y es que no le faltan críticos al floresiensis, es que sea un sapiens con alguna patología. Se ha mencionado microcefalia, síndrome de Laron (aunque esto no casa mucho con semejantes pinrreles), cretinismo, pero ahí sigue tieso el tío (con esos pies no me extraña, la verdad). Jukka Jernvall, especialista en el desarrollo de dientes, aportó otro dato: la primera muela sirve de plantilla para el tamaño de la segunda y la tercera. Si el desarrollo es interrumpido, por una enfermedad, por ejemplo, la relación molar se deshace. Por ejemplo en enanos de glándula pituitaria -uno de los síndromes sugeridos para LB1- la segunda muela es pequeña, pero la tercera muela por lo general no aparece en absoluto. Y en el LB1, aunque pequeñas, guardan las proporciones de un homínido de mayor tamaño. Así que…

No obstante me quedo con un comentario. Si se han descubierto restos de 12 individuos, la mayoría de los rasgos anatómicos distintivos descritos están referidos sólo a LB1. ¿No es eso dejar la puerta abierta a que ese espécimen sea un enfermo?

Humorgasmus: ¡¡¡Los dinosaurios fueron unos gallinas!!!


¿Las aves son reptiles o no? Y sí no lo son, ¿qué son los cocodrilos y los caimanes? Aún le estoy dando vueltas a esta pregunta. Un saludo al blog de los paleofreakies, y este detalle para que disculpen las impertinencias. Es de Alberto Calvo.

Sidrón, un cerebro muy humano.

Ayer La Nueva España daba noticias del primer estudio del interior de un fragmento de cráneo hallado en la cueva de Piloña, y que revela algunas singularidades neurológicas de los neandertales.
El estudio aparece en el último número de la revista «The Anatomical Record», y está firmado por Antonio Rosas, investigador del departamento de Paleobiología del Museo Nacional de Ciencias Naturales y uno de los investigadores permanentes de los restos de Sidrón, Ángel Peña-Mellán, del departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Complutense; Antonio García-Tabernero y Markus Bastir, también del Museo de Ciencias Naturales, así como Marco de la Rasilla y Javier Fortea, del departamento de Historia de la Universidad de Oviedo. El artículo -«muy técnico y de anatomía pura y dura», en palabras de Rosas- es una descripción anatómica de la huella del cerebro en el interior de la zona occipito-temporal, la nuca en términos coloquiales de un resto hallado en 2005, por tratarse del «más completo que ha salido de la excavación» y porque es la presencia material del área que refleja una de las mayores singularidades de la morfología craneal de los neandertales, el saliente que se conoce como «moño occipital». Pese a su blandura, la masa encefálica deja una impronta en el interior de la caja craneal cuyo análisis detenido permite reconstruir al menos la parte externa del cerebro que estuvo alojado en ese cráneo.
El estudio de esa reconstrucción revela algunas singularidades del encéfalo de ese individuo de Sidrón, que «presenta una anatomía claramente distinta a la nuestra» pero que, para el paleobiólogo, resulta «un cerebro muy humano» y «nos pone en conexión con esa humanidad de los neandertales». Cuestión aparte son las capacidades a las que esas estructuras neurales pudieran servir de soporte.
Rosas advierte que eso está más allá de las conclusiones de un trabajo como el recién publicado, aunque, como idea genérica, apunta que «neandertales y sapiens somos distintos, pero eso no significa que ellos sean más primitivos o inferiores. Tienen su propia naturaleza y sus cualidades. Incluso, en algunos aspectos, la anatomía del neandertal está más evolucionada que la nuestra». El primero de los tres rasgos más llamativos encontrados en la reconstrucción está relacionado con el modo de evacuación de la sangre en la zona estudiada, diferente al nuestro pero coincidente con el de otros neandertales, lo que constituiría una variante de la especie. El segundo rasgo es la asimetría, «el lóbulo occipital en su parte izquierda está más retrasado que en la derecha», detalle que, según Antonio Rosas, «pudiera estar relacionado con la capacidad del habla» y apunta a que «existe una diferenciación de funciones en uno y otro lados del cerebro». Son esas características las que llevan a identificar el de este individuo de Sidrón como «un cerebro muy humano». El tercer aspecto reflejado en el estudio es la simetría del cerebelo. La reconstrucción, «nos pone en la pista de estudio del cerebelo en relación con el oído interno y nos abre las puertas al análisis de la manera de situarse los neandertales en el espacio». Es la indagación de lo que se conoce como «movimientos propioceptivos», todos aquellos que, instantáneos e inconscientes, hacen que mantengamos el equilibrio y contribuyen a orientarnos en nuestro entorno. «Este sistema también sería distinto en los neandertales», apunta Rosas.

domingo, 27 de abril de 2008

Modos y modas.

Bifaz tallado por Mikel Aguirre. Merece la pena hacer clic en él.

Ayer mismo volvía yo a casa a las 4 de la madrugada cuando vi (y oí, claro) que una joven se acercaba a un tío y le preguntaba la hora. Éste le respondió que era de noche. “Es que yo divido los días en “de día” y en “de noche”, y he eliminado las horas y los minutos..., que total.., ¿para qué?” seguía diciendo él cuando la otra ya había dado media vuelta y lo había mandao a cascala (que por cierto, esto me recuerda que aún tengo por ahí al Juan Soler, en “animalotes políticos”, ¡que cabeza!, debe de estar tieso). Entonces se acercó a mí haciendo la misma pregunta y le respondí que eran las 4 y 10.

Mi estimado “rano verde” me parece genial que te parezca genial que la industria lítica se catalogue en modos (1, 2, 3, 4), pero siento desilusionarte si te digo que, a Dios gracias, no se han eliminado los nombres, que sería lo mismo que haber quitado las horas. La inclusión de los diferentes complejos líticos bajo una de esas etiquetas no es otra cosa que una modernez o moda que lo único que ha hecho ha sido cambiar el collar que portaba un viejo perro. Ese perro se llamaba cantos/bifaces/lascas/láminas (ya sé, ya, que para un perro es un nombre un poco raro, pero chico, hay tanto “Toby”), que reproduce a su vez al perro o secuencia Paleolítico Inferior Arcaico/Paleolítico Inferior Clásico/Paleolítico Medio/Paleolítico Superior (respecto a los cantos tal vez fuera necesaria alguna puntualización). Muy pocas veces se menciona el modo 4 (incluso ni el 3), tal vez acaso cuando se comenta la evolución de las técnicas y modos de explotación de lo lítico durante el paleolítico, la tendencia hacia la leptolitización y microlitización y bla, bla, bla. Si alguien dice que tiene una industria con artefactos del modo 4 nos está diciendo algo, claro, pero no gran cosa. De hecho lo inmediato sería preguntarle ¿y?. Una punta de la Gravette y un buril de pico loro están dentro de ese modo, pero separados miles de años entre sí y pertenecen a industrias distintas.

viernes, 25 de abril de 2008

En breve.


En unos días Homorgasmus en3vistará a Mikel Aguirre, especialista en tecnología lítica. Si tienes alguna pregunta para él háznosla llegar. "No te cortes".

Primera pista (pregunta 2).

A la hora de proporcionar la pista me he acordado de “la Srta. Araceli”. La Srta. Araceli fue mi primera maestra, cuando yo tenía cuatro años y era un parvulito. Yo creo que fue mi primer amor. No se si llegué a pedirle alguna vez que me esperara…, es posible, pero no lo recuerdo. Las clases de la Srta. Araceli eran verdaderamente entretenidas. Nos hablaba de la teoría del caos, de la de cuerdas, de la de gusanos, de la relatividad, de mecánica cuántica, de un montón de cosas divertidas e interesantes, por más que a mí luego, a los años, me diera por las trócolas y los pingüinos de Adelaida. Un día nos habló del bipedismo, y entre todos enlazamos unos versos, para aprendernos algunas de las distintas teorías y, como decía un amigo, recitarlo en animado coro infantil. Ahí está la pista. Con objeto de que esto no sea un chorizo voy a separar cada verso con una “/”. Empezaba antes, pero llegando a este punto decía:


Macarras ha habido siempre,/ nos recuerda un tal Jablonski./ Acarrear cajas miles y desintegrar la visa/ despedazando hasta bragas/ en la estación de rebajas,/ no es comportamiento simple/ según la Zihlman sustenta,/ sino adaptación compleja/ que requirió especiación/ de las hembras del copón;/ ¡Sólo corren los cobardes!/ mantiene McHenry, el Henry, [y Rodman, pero no lo incluíamos porque nos fastidiaba la rima]/ y si te pones tiesito/ siempre irás más despacito./ Aclamada por strippers,/ grita la Tanner, ¡carajo!,/ ¡que la clave es el badajo!,/ (sin inmutarse ni así)/ aunque esgrime más razones,/ ya que los machos, ¡mamones!,/ sin que millones de años/ hayan cambiado patrones,/ prefirieron ya de antaño/ copas, puros e intervius/ el ligoteo y el fútbol,/ las cervezas y la plus,/ a las tareas paternas/ dejando en las manos tiernas/ (hasta entonces sólo piernas)/ de las solitarias madres/ la tarea de cuidar / a unos pendejos llorones/ que dando un mal de cojones/ tuvieron mil atenciones./ En estas nos viene el Wheeler/ y nos dice que nanai,/ que la sabana achicharra/ y hasta quel silencio se haga,/ si te quieres ventilar/ te tienes que levantar./ Para no alargarlo más/ terminaré con el Lovejoy/ que suelta con alegría/ que por mojar to los días/ sólo se hacen tonterías.

Y seguía.


Estabamos nosotros un poco perdidos al final, con eso de lo de “mojar”. Pero me acuerdo de Colón, un compañero, que nos lo explicó. Siempre he odiado a ese Colón. Él fue quien me dijo que no existía el Viejito Pascuero. Snifff.

jueves, 24 de abril de 2008

Participa en nuestro concurso (2).

Al hilo de la noticia del colgajo anterior nos han puesto a huevo la segunda pregunta de nuestro concurso. Hasta donde alcanzamos a saber sólo una investigadora ha propuesto dos razones conductuales diferentes para la adopción del bipedismo, y es la mencionada Nancy Tanner. La razón para el bipedismo de las hembras ya la conocemos (la hipótesis del bebé desvalido), pero ¿cuál fue la razón, según ella, para que la adoptaran los machos?
Por cierto, la Espe se ha mostrado muy contrariada por el hecho de que quienes dieren pistas para alcanzar la respuesta no reciban ningún punto. Y tras dimes y diretes hemos decidido que quien aporte una pista que conduzca a la respuesta tendrá un punto. Así que M. Cagliani y Agudo Observador figurarán con un punto cada uno en breve.

Mejor uno a cada lado.

He leído en Topnews que investigadores de la Universidad de Manchester han puesto en duda, en un trabajo publicado en Journal of Human Evolution, la idea común (así se dice en la noticia, fechada en Washington, 24 de abril) de que los primeros humanos comenzaron a andar a dos patitas por la necesidad de cargar con sus críos. Dicho así parece que esa fuera la teoría dominante y eso no es cierto en absoluto. Es una más entre una cuantas, y además ya recibió críticas, que personalmente considero bien serias, aunque por otras razones a las que exponen los investigadores de Manchester.
La teoría se conoce como “la hipótesis del bebé desvalido” y fue propuesta por Nancy Tanner. En su opinión el bipedismo surgió entre las hembras (también es una interpretación feminista) por la necesidad de cargar con sus hijos en sus actividades forrajeadoras (en la línea de Sally Linton y Adrienne Zihlman). Es cierto que un neonato humano actual no se puede agarrar ni de coña ni a su madre, ni a su padre ni a nada. Eso es porque nace muy inmaduro, y nace muy inmaduro porque hemos desarrollado un gran cerebro. Para que un neonato humano naciera con capacidades motoras similares a las de un chimpancé o cualquier otro animal tendría que permanecer mucho más tiempo en el útero materno, desarrollándose (el período de gestión en los humanos es inferior al que nos correspondería), pero entonces la cabeza no habría por dónde leches sacarla. El argumento de la crítica es que si los bebés de humanos modernos son desvalidos, que lo son, y eso es resultado del desarrollo de nuestro cerebro, los primeros homínidos, que no tenían cerebros desarrollados no tenían por qué tener bebés desvalidos. Parece muy razonable.

Veré de leerme el artículo éste pero sin ningún compromiso para con vosotros. No obstante lo que se avanza en Topnews es que el estudio supervisó el consumo de oxígeno de siete sanísimas mujeres de menos de 30 años transportando 10 kilos de peso, incluído un moñaco en forma de crío de 5 kilos, de forma simétrica o asimétrica (no el moñaco, sino el reparto de la carga en el transporte), y resulta que el costo energético para la madre con una distribución asimétrica es el más elevado, por lo que no se apoya la idea de que esa fuera la respuesta evolutiva para el transporte infantil ni la fuerza motriz que subyace a la adopción del bipedismo.

Desde luego es como para rasgarse las vestiduras. Media evolución transportando a los críos así (hasta que aparecieron los carritos Jeannette), y ahora resulta que las mujeres lo han estado haciendo mal, pero rematadamente mal, desde que tenemos conciencia. Manda pelotas. Y como ha preguntado la Espe (hace un rato hemos estado echando una partida al mus con ella) ¿cómo leches llevaban pues a los niños? “Pues como siempre los han llevado” le ha espetado el Rastas, “si en lugar de pillar a 7 zagalas hubieran cogido a siete señoras como Dios manda… anda que no se hubieran enterao esos pollos”. Y de ahí nos hemos pasado a hablar de que si los beneficios de la evolución no son perceptibles a veces a nivel de individuos, de que si lo importante es la especie, de que si lo importante son los genes… y tal y tal, pascual. Lo de siempre.

miércoles, 23 de abril de 2008

Humorgasmus: Así bajamos de los árboles.


La capacidad de análisis y síntesis de quienes a diario nos trasladan noticias o hechos a través de una imagen, de una “tira”, siempre me ha producido verdadera admiración. En lo relativo al tema de la evolución humana ésta que hemos pinchado me parece verdaderamente buena. “El origen del hombre”, con un primate, de aspecto bastante humano, que caído de un árbol se da una buena leche contra el suelo. Se refleja así que lo primero en ese proceso fue adoptar un patrón de vida terrestre (aunque durante tiempo se siguieran manteniendo capacidades arbóreas), que a la larga derivó en el bipedismo y en el “divorcio de pies y manos”.
El bipedismo se ha considerado desde hace tiempo el paso primero, el primum movens, de la evolución humana. Aunque ésta ha sido un evolución en mosaico y hay otros rasgos que nos caracterizan (reducción de las piezas dentarias y de la cara), el que se ha venido empleando para incorporar o no a un primate a la familia de los homínidos (nuestra familia) es el de la facultad de desplazarse sobre sus extremidades posteriores. La raíz de esa especiación parece resultar una conducta “elegida” porque conlleva dificultades (ptosis, varices, pies planos, coxartrosis, hernias discales de la 4ª y 5ª vértebras lumbares, etc.) si bien es cierto que ninguna de ellas se tiene que percibir directa e inmediatamente, pero debía ofrecer una serie tal de posibilidades que fuerzan a pensar que no se trataba, para nuestros primeros antepasados, de una fórmula deficitaria.

La teoría de "La mujer forrajeadora".



En 1982, en el Encuentro Annual de la Sociedad Antropológica Americana, Adrienne Zihlman, presentó un paper titulado “What happened to woman the gatherer”, en el que decía: “Las reacciones a “la mujer recolectora”, la teoría introducida en los años 70 como una alternativa a la tesis en antropología de “el hombre cazador”, ha sido aceptada, ignorada o combinada con ésta. El modelo del hombre cazador enfatiza que los hombres primitivos cazaban para comer y proporcionarían protección a sus compañeras y niños, que permanecerían en los campamentos base. La hipótesis alternativa sugiere que la principal comida de los primeros humanos consistió en plantas, obtenidas por las mujeres con el uso de útiles y compartida con sus hijos. El contraste [entre ambas] se centra en cómo es conceptualizado el compartamiento de las hembras: como móvil y activo o como sedentario y pasivo. Las respuestas a ambas teorías, sin embargo, dependen de qué evidencia antropológica se emplea, cómo es interpretada, qué modelos animales se utilizan y qué comportamientos constituyen el punto de partida. Futuros análisis deberían reconocer la continuidad subyacente en el proceso evolutivo, preguntarse por la tendencia a asignar roles por sexos, reconocer que no existe ningún escenario para los cuatro millones de años de prehistoria, y enfocar a cuestiones fuera de los modelos, tanto los que han enfatizado la comida como los roles de género."

Efectivamente, la teoría a la que hacía referencia la pregunta de nuestro primer concurso fue planteada en el año 1971 por Sally Linton,“Woman the Gatherer”, y publicada en Women in Perspective, (Jacobs, ed.). Así que la ganadora es... ¡Claudia!

Aparte del viaje a Saturno (fin de semana a media pensión), Claudia suma 8 puntos (10 si se hubiera acertado la respuesta sin ninguna pista, 5 con dos pistas, 4, 3, 2, etc., con otra, otra, otra, etc.). El que más puntos tenga al final de todas las preguntas conseguirá un fabuloso premio.

martes, 22 de abril de 2008

Primera pista.

La hipótesis fue propuesta por una investigadora que tiene su campo de trabajo en la antropología, en la evolución primate y humana, y en las diferencias anatómicas y de comportamiento entre sexos, entre otras cosas. Es una alternativa feminista a lo que entonces era la hipótesis por excelencia respecto a la fuerza conductora que nos había hecho humanos.

lunes, 21 de abril de 2008

Participa en nuestro concurso.

Nuestro dibujante ha expresado, a través de esta imagen, una teoría planteada para explicar (al menos en parte) un hito de la evolución humana (advertimos que como en todo, hay otras teorías alternativas para dar cuenta de lo mismo). Un hito que queda ahí, bien a claras indicado, pero que, añadimos, y esta es una pista que así se las ponían a aquél pollo, durante mucho tiempo ha sido requisito fundamental para incluir a un primate dentro de la familia de los homínidos. El premio es intransferible y consiste en un viaje fin de semana alrededor de Saturno en el primer viaje turístico que se realice. Eso sí, a media pensión.
La pregunta es ¿Qué explica la teoría, qué dice o cómo se conoce y quién la propone?
Cada día iremos ofreciendo una pista, pero creemos que esto estará resuelto en un pis-pas.

Así decía la “e” el hombre de Neandertal.

Como decía la agencia EFE días atrás, y casi todos los blogs menos nosotros, 30.000 años después de su extinción, el hombre de Neanderthal ha roto su silencio y su voz se ha vuelto a escuchar en pleno siglo XXI gracias a la simulación de unos científicos. Un equipo de investigadores de la Florida Atlantic University en Boca Ratón (Estados Unidos) ha conseguido reproducir la voz de estos humanos, según se publicó en la revista científica británica 'New Scientist'. Y lo han hecho hablar a partir del análisis de restos fósiles de tres neandertales recuperados en Francia y que datan de hace 50.000 años.

Dirigidos por el antropólogo Robert McCarthy, los expertos de Florida han utilizado la reconstrucción de una laringe del neandertal y un sintetizador computerizado para recrear su probable manera de hablar. De momento sólo se han metido con la 'e', “un hallazgo aparentemente modesto pero que ya aporta pistas significativas sobre las diferencias entre el lenguaje del neanderthal y sus "parientes" modernos”.

Según McCarthy, que aspira a que su "neanderthal" emita una frase completa, los hombres de Neanderthal pronunciaban sonidos menos precisos que los del humano moderno, toda vez que su articulación de las vocales resulta muchísimo más tosca.

"Ellos habrían hablado de forma un poco diferente", afirmó el antropólogo, quien duda de que esos homínidos fueran capaces de reproducir las vocales que constituyen la base del lenguaje hablado actual. La 'e' del 'neanderthal de Boca Ratón', por ejemplo, carece del matiz sonoro que permite a un oyente moderno distinguir en inglés palabras que incluyen esa letra pero se pronuncian de manera ligeramente diferente. Los expertos del centro de Florida sostienen, además, que limitaciones de ese tipo restringieron la capacidad de habla de esos homínidos.
Para escucharlo pulsa vídeo.


sábado, 19 de abril de 2008

Si tienes pelotas léete esto.

Marca de corte por útil lítico en un hueso (11 aumentos)

Pues me he leído el artículo de David R. Braun, Briana L. Pobiner y Jessica C. Thompson (2008 An experimental investigation of cut mark production and stone tool attrition. Journal of Archaeological Science 35:1216-1223), sí. Metodológicamente cumple, efectivamente, los requisitos neoarqueológicos, pero no os volvaís locos si no podeís acceder a él (salvo que tu tesis vaya sobre marcas de corte o huellas de uso).
La cuestión que tratan, por supuesto, no es baladí. En su momento, hace algunos años, se planteó que las marcas de corte en los huesos eran subproductos indeseados, errores, fallos de cálculo de la precisa localización del hueso oculto por la masa muscular. Los contactos que generaban las marcas deteriorarían y embotarían los filos de los artefactos, y los carniceros paleolíticos los habrían evitado para no malgastar tiempo y esfuerzo (entonces no había dinero) procurándose otros. Sin embargo, apuntan los arriba citados, esa particular asunción nunca ha sido explícitamente testeada y la relación entre la producción de marcas de cortes y el deterioro de los filos de los útiles tampoco ha sido cuantificada. Y a ello se han dedicado, con 18 lascas brutas (esto no quiere decir que sean lascas bestias, sino sólo que no están retocadas) por una parte y 24 por otra. Un total pues de 42 (de entrada me parecen muy pocas). Mediante dos experimentos exploran la asociación entre la vida útil de los artefactos (líticos, en concreto de un tipo de basalto que aparece en yacimientos africanos) y distintas actividades de carnicería (desollado, descuartizado y descarnado), a partir del control de tres variables: la pérdida de masa de los útiles, la pérdida de área y la variación del ángulo del filo. Establecen una hipótesis 0 (o nula), bueno, 3, cada una relativa a cada una de la variables (H0: el número de marcas de corte en la serie experimental no tendrá un correlación significativa con la proporcional /pérdida de área de la lasca/variación del filo/pérdida de masa), y se lanzan al ataque con dos carniceros de Turkana expertos en el arte de filetear cebras, búfalos, etc. Aplican a los resultados un coeficiente de correlación no paramétrico (Tau de Kendall) y el test U de Mann-Whitney y ya está.
¿El resultado? Pues que no pueden rechazar la hipótesis nula y por lo tanto no hay apoyo estadístico para asumir que las marcas de corte producen un embotamiento significativo de los filos. Sin embargo, las distintas actividades de carnicería muestran diferencias significativas en el deterioro de los mismos en relación con dos de las variables (área y ángulo en desollado y descuartizado vs descarnado), concluyendo que hay un mayor desgaste en las lascas usadas para aquellas actividades que en las empleadas sólo para la última (0.0). Así que, y por ir terminando, en relación con lo primero i) no hay apoyo para la idea de que los prehistóricos tomaran sus medidas para evitar contactos hueso-útil durante el descarnado y ii) que el abandono de los artefactos no necesariamente estaría relacionado con una alta presencia de marcas de corte en los yacimientos.
Entonces (y esta es la pregunta del millón) ¿si las marcas de corte no desgastan a tal punto los artefactos como para abandonarlos, y estos se abandonan incluso en sitios donde hay pocas marcas, por qué se abandonaron? Su explicación alternativa es que fueron usados para actividades que no dejan evidencias en los huesos que habitualemente se conservan sobre la forma en que se ha operado, como desollado, desarticulación y posiblemente procesado de vegetales. Además, y esto es un interesante salto, los resultados podrían servir de apoyo a un acceso temprano a las carcasas. Sólo por encima (ya lo trataremos otro día), hay discusión sobre como accedían esos grupos del Plio-Pleistoceno a la proteína animal. De ser inicialmente cazadores pasaron hace unos años a carroñeros. Si eres carroñero puedes ser el primero en carroñear (carroñeador primario, lo que supone que te haces con la carcasa en los primeros momentos, es decir, no tienes capacidad para cazar una gacela pero tienes pseudoesfericidades, como decía el homonosecuantos para arrebatársela a un león), o el último (carroñeador secundario, accediendo a lo que han dejado los demás, los mondos huesos con un poco de chicha). Tener acceso a una carcasa completa, porque la has cazado o porque se la has arrebatado a quien la ha cazado, implicaría tener que proceder a toda la cadena operativa de carnicería (desollado, descuartizado), y por lo tanto a ese acúmulo de piezas luego desechadas. Y esta historia se acabó.

jueves, 17 de abril de 2008

Hablar por no callar.

Quizás me arrepienta de esto (me refiero a poner este colgajo), y si es así ya lo quitaré. A través de Mundo Neandertal, un blog que hemos recomendado y del que tenemos su enlace, he accedido a otro en el que se hace referencia a un estudio sobre “marcas de cortes”, rastros estos a los que ya nos hemos referido. Sólo he podido leerlo en diagonal (y de ahí que pueda arrepentirme) pero tiempo tendré, espero, de leerlo con detalle (sigo siendo un chaval), y la primera impresión me ha traído a la cabeza lo que hace un tiempo, algunos críticos de la Nueva Arqueología, denominaron “la arqueología de la obviedad". Y es que, efectivamente, a veces “manda huevos con los arqueolocos”. A mediados de los años 60 se generó un movimiento crítico en el mundo anglosajón (encabezado por el estadounidense Binford y el británico Clarke, aunque es al primero a quien se considera el padre de la criatura) que se alzó contra lo que se consideraba la Arqueología tradicional o anticientifista, que era la arqueología que se había hecho hasta entonces. La Arqueología (antropología en USA) podía y debía ser una disciplina científica, podía y debía formular leyes (de alcance medio, largo, corto o del alcance que fuere), y para ello debían de cambiarse algunas cosas. Una era el tipo de razonamiento. Había que pasar de un tipo de razonamiento inductivo a otro, el hipotético-deductivo, y los arqueólogos debían cambiar el chip. Por poner un ejemplo simple, no bastaba con decir que “si al grajo ves volar bajo hará un frío del carajo”. Eso es lo que hacían los arqueólogos tradicionales: habían visto a la de Dios es Cristo de grajos volar bajo y al tiro se pelaban de frío y concluían en lo anterior. Este tipo de razonamiento, aunque sea muy popular (y el refranero no resulta de otra cosa que del conocimiento que proporciona la observación) no es científico, y un grajo que volara bajo y a continuación no te pelaras de frío mandaba al traste con todo. Lo procedente, lo que implica el razonamiento hipotético deductivo era plantear una hipótesis que someter a su confirmación o refutación, y ese proceso es el que dirige el plan de investigación. La hipótesis podría ser ¿Si los grajos vuelan bajo, hará un frío del carajo? Y ¡hala!, a partir de ahí diseñas el protocolo de actuaciones que te permitirán refutarla o confirmarla. Para muchos ese cambio no fue sino una simple vuelta a la tortilla. Lo que antes era el final de la investigación ahora se convertía en lo primero y, aunque acudo a un comentario hecho con relación a otra ciencia (aunque la antropología y la arqueología han seguido unos derroteros similares en cuanto a sus tendencias disciplinares), J. Reader, en su libro “Eslabones perdidos” comenta que “es notable la frecuencia con que las primeras interpretaciones de nuevos testimonios han confirmado las ideas previas de su descubridor”. Esa arqueología de la obviedad se lanzó a formular hipótesis (“los partidarios de la ley y el orden”) y a contrastarlas, dando lugar a leyes que algunos denominaron Mickey Mouse, leyes como, cuanto más pisoteas un botijo más pequeños serán los trozos en que se rompa (por seguir con un ejemplo simple, y posiblemente no formulado, espero).

miércoles, 16 de abril de 2008

Otra vez a vueltas con el azar.

Stephen Jay Gould decía que “una de las ideas que más les cuesta aceptar a los seres humanos es que no seamos la culminación de algo”. No se refería a todos, claro. La insistencia en autodiferenciarnos de los animales y de considerarnos el resultado de un plan, no se da en todos los grupos humanos, y es algo reciente en nuestra historia (nuestros antepasados prehistóricos “parecen haber aceptado sin vacilar que formaban parte del gran continuo animal”). Si a uno ya le chirrían las trócolas pensando que tal vez no sea el fin de un proyecto, la culminación de un proceso teleológico, quizás se parta por el eje si se le insinúa que (como especie) estamos aquí como podíamos no estarlo. A nivel de cada uno de nosotros es muy obvio. Si tus padres no se hubieran conocido tú no estarías aquí. Pero una vez que se conocieron las probabilidades de que estuvieras eran menos que las que yo tengo de acertar todos los días los seis números de la bonoloto de aquí a que me muera, y soy un chaval. Y seguían siendo muy pocas el día que decidieron darse un gusto en un momento muy preciso, porque si no tampoco. Y hablamos sólo de tus padres. Sólo con retroceder 8 generaciones “encontrarás a unas 250 personas de cuyas uniones en el momento preciso depende tu existencia”. Pero te tocó, y aquí estás perdiendo el tiempo.

A nivel de las especies que hoy pueblan la Tierra pasa algo similar. Cambia un solo acontecimiento del planeta (el meteorito que ya no acaba con los dinosaurios, la falla del Rift que ya no se abre...) y la historia habría sido otra. Pobre hormiga.

El azar.

Hace un tiempo, estando yo en uno de esos pueblos con encanto, ví como una hormiga ascendía por un gran arbusto. A lo largo de su trayecto observé como a veces parecía dudar entre qué rama tomar entre varias posibles, y cómo en ocasiones siguió su camino sin reparar siquiera que tras de sí quedaban otras. Cuando llegó al final de una rama, que tampoco era la más alta, un súbito soplo de frío viento se la llevó. Siendo tan grande y ramificado el arbusto su tránsito por él no resultó sino una simple línea más o menos sinuosa.

Mientras buscaba yo a la hormiga me preguntaba si antes de que ese soplo de frío viento se la llevara había sido consciente de que el arbusto era un laberinto y que cada opción que se le planteaba a casi cada instante conducía finalmente a un destino diferente. ¿Había elegido siempre? ¿Había llegado donde había querido o a donde el destino la condujo? En fin, este tipo de preguntas que no son posibles donde vivo porque vete tú a encontrar aquí una hormiga, o incluso un arbusto.

Pobre hormiga, pensé, cuando ya dí por terminada mi inútil búsqueda. Si hubiera elegido una rama que había un poco más abajo de la mitad del arbusto habría llegado a una zona con otras hormigas, que aún permanecían ahí después del episodio del súbito soplo de frío viento. De vuelta a casa y pensando en la hormiga me dije que las hormigas no deben tener ni conciencia vigil, ni sentimiento o juicio de posibilidad, ni libertad (o que al menos alguno de estos rasgos les debe de faltar, digo yo), requisitos todos ellos previos a la génesis de las acciones humanas. Entonces llegué a la conclusión de que la hormiga no pudo elegir como nosotros hacemos y por tanto la geometría de su tránsito por el arbusto fue sólo resultado del azar. Definitivamente, pobre hormiga.

martes, 15 de abril de 2008

Animalotes políticos.

Estábamos el otro día echando un mus, ¡con 4 reyes por supuesto, como debe de ser!, y hablando de que si veníamos o no de los ctenoforos y tal (para más información consulta en un blog paleofreak, pero amateur) cuando Genaro, que había cortado el mus sin juego, sin pares y sin nada dijo que algún psicólogo había dicho por ahí que para ser feliz es muy importante tener mala memoria o, mejor aún, según él, no tenerla.

Para ser político tener mala memoria también viene bien, pero si en lugar de ser mala es selectiva, mejor que mejor. En cualquier caso está claro que eso sólo no es suficiente para ser político. Cualquiera podría hacer creer que tiene una memoria selectiva y podría ser político. El principal requisito para la Merche es el de tener la capacidad de decir cualquier estupidez, barbaridad, simpleza… sin inmutarse y aparentando, eso sí, que lo dicho no es algo que sea posible, sino que es un 2 + 2 (¿Habría alguién entre la gente de la calle capaz de decir que eso son hilillos como de plastilina, o que venga ya con lo del cambio climático porque mi primo... sin partirse el culo?). Para esto convinimos en que es necesario dos cosas: ser un absoluto sin vergüenza en el sentido literal (es decir, carecer de ella) y considerar (esto si que es básico) que los ciudadanos a los que se dirige uno son completa y absolutamente subnormales (ahora sí, en el peor de los sentidos). Y entre envidos, medias, duples y puntos decidimos crear otra sección, “Animalotes políticos”. Esta semana la sección estará ocupada por Juan Soler (portavoz adjunto del PP).

jueves, 10 de abril de 2008

Como en Sotheby’s… ¿alguien da más?

http://www.igme.es/internet/museo/investigacion/paleontologia/fonelas/

Hace unos colgajos, a cuento de la mandíbula de la Sima del Elefante, se mencionaron los sitios de Barranco León y Fuente Nueva 3, junto a Pirro Nord, como lugares en los que habría evidencias de la presencia humana en Europa por encima de la barrera del millón de años. Barranco León y Fuente Nueva 3 forman parte de un conjunto excepcional de yacimientos paleontológicos de la Cuenca de Guadix-Baza (Granada). Hay ahí un registro continuo que abarca los últimos 3 millones de años en lo relativo a restos de micromamíferos, si bien en cuanto a la paleobiología de los grandes mamíferos se carecía de información “resolutiva” en el lapso de 2,5 a 1,3 millones. El extraordinario yacimiento de Fonelas Pocico-1, que se sitúa en un intervalo temporal de 2 a 1,5 millones de años, está rellenando parte de ese vacío.

En cualquier caso el asunto que lo trae aquí es que hace unos días, antes de la presentación en sociedad del nuevo mentón de antecessor, Alfonso Arribas manifestó que en Fonelas P-1 parece haber evidencias de la presencia de homínidos hace, pues eso, casi 2 millones de años, Esas evidencias son “marcas de cortes” registradas en huesos aparecidos en un cubil de hienas. Los humanos habrían dejado esas marcas con sus herramientas de piedra durante el proceso de descuartizar las carcasas o de descarnar los huesos, y luego esos huesos fueron transportados por la hienas hasta sus cubiles para alimentar a sus crías. Así pues, el occidente europeo y las puertas del continente (D’manisi, en Georgia) estarían ocupados prácticamente a la vez. Habrá que ver esas marcas de cortes, de las que casi nadie del grupo de petanca duda, por supuesto (aunque El Rastas, que es de Miranda, está un poco bajoneado con esto).
Y habrá que agradecer a las crías de aquellas hienas que estuvieran un poco inapetentes.

martes, 8 de abril de 2008

Aparece el primer “wc” de la historia.

Chopper de Topper Site.


Parece que una especie de cubeta en la cueva de Paisley, Oregón, fue utilizada como lugar en el que hacer pis y pas por gentes de hace 14.300 años. La importancia que se le ha dado al hecho es que esas mierdas fosilizadas (en adelante coprolitos, si ha lugar) demuestran que el poblamiento americano es desde luego anterior a la fase Clovis, unos 2.000 años anterior.

Para los que somos ignorantes, para los que pensamos que la razón no tiene que estar necesariamente de parte del último que habla o de aquél que más grita, la fecha del poblamiento ya era necesariamente más antigua. El asunto se ha tratado a lo largo de siglos, primero desde posiciones anticientíficas (tataranietos de Noé, fenicios que se pasaron cuatro pueblos y por consiguiente el Atlántico, que no deja de ser un simple charco, gentes de la mítica Atlántida, egipcios que montaron una nueva factoría de pirámides, judíos que emigraron allí en el año de la polka), aunque alguna con extraordinaria perspicacia, como la de José de Acosta, que en 1590 en su “Historia Natural y Moral de Indias” planteó una poblamiento por gentes asiáticas que alcanzarían el continente americano a través de un punto que debía permitirlo y que debía de existir (el estrecho de Bering) aunque nunca llegó a saber de él (o al menos eso nos hizo creer D. José).

A finales del XIX se impuso la tesis uniracial de Hrdlicka, que planteaba un poblamiento reciente desde Ásia por parte de gentes paleomongoloides que atravesarían el estrecho de Bering a finales de la glaciación de Wisconsin (Würm en Europa) aprovechando la regresión marina. Interpretaba que había muchas semejanzas físicas entre los indios de Ámerica, lo mismo que lingüísticas, como para sugerir un origen común. Una derivaba de esta tesis, por lógica y siempre y cuando el avance fuera terrestre, es que las evidencias más antiguas en el Sur del continente habrían de ser más modernas que en el Norte. Rechazar esa vía de poblamiento sería ridículo, pero otros investigadores (Paul Rivet, Mendes Correa), sin desdeñarla, abrieron otras posibilidades, por ejemplo desde las islas del Pacífico (Melanesia y Polinesia) o incluso desde Australia a través de la Antártida. Incluso más recientemente Bruce Bradley y Dennis Stanford plantearon la posible llegada de gentes europeas a las costas orientales de Norteamérica hace unos 18.000 años, a partir de la supuesta semejanza entre la industria solutrense y herramientas encontradas en sitios como Meadowcroft, Cactus Hill y Topper Site. Éste último se fecharía entre los 16.000 y los 20.000 años. Y una cronología que supera la “barrera Clovis” también se ha constatado en sitios sudamericanos: Taima Taima (Falcón, Venezuela), Pilauco Bajo (Osorno) o Monte Verde (Puerto Montt), ambos en Chile, también con 13.000 años y una datación para el segundo de 33.000.

Así que lo que más me llama la atención de la noticia no es que se haya superado la “barrera Clovis” y el poblamiento americano sea 2.000 años más antiguo. A mí lo que me llama la atención es que unas gentes fueran a cagar hace 14.300 años repetidamente al mismo sitio dentro de una cueva. Podríamos denominarlo “fenómeno técnico en relación con la gestión de los desechos” (que por cierto esto me trae a la cabeza la Sima de los Huesos). Digo yo que con la de sitio que debía de haber… no vivirían ahí.

Terminología. Los arqueolocos denominan “chopper” a un meño de piedra que a los ojos de cualquier otro humano no dejaría de ser sino un mero meño de piedra. De esos meños se han extraído, eso sí, unifacial e intencionadamente, pedazos que dejan sus correspondientes negativos.

lunes, 7 de abril de 2008

En los cinco continentes.

Montaje.

Un desconocido mío se va estos días, eso me ha dicho, a Zimbabwe a hacer unas excavaciones arqueoloquicas. Casualmente la semana pasada la prensa ha traído información sobre la lamentable situación que vive el país. Una inflación de más del 100.000% (el precio de un billete de autobús varía a lo largo del trayecto). Un dólar americano son (o eran) 40.000.000 de dólares zimbabuenses. A raíz de ello, no de la inflación, sino de la coincidencia, he pensado en abrir otra sección en el blog (en realidad lo de sección es un decir, porque aquí toda va como un chorizo), referida a la arqueoloquía en otros continentes.

Durante mucho tiempo, la visión que se ha tenido de la evolución biológica y cultural de los humanos fue una visión eurocéntrica. A comienzos del siglo XX, cuando se debatía sobre cuál de las varias características que nos hacen humanos se había desarrollado primero, muchos no repararon en aceptar al Eoanthropus dawsonii (aparecido en Piltdown, Inglaterra) como el eslabón perdido entre los simios y nosotros, con un consiguiente origen europeo de los humanos. Ese fraude, posiblemente uno de los más grandes de la historia de la Arqueoloquía, impidió el justo reconocimiento durante años de los hallazgos de Dart en Sudáfrica. Para las interpretaciones evolucionistas, primero, y difusionistas, después, los grupos de “primitivos actuales”, que servían de experiencia viva del pasado a investigadores del XIX y principios del XX, eran grupos enquistados, sin la capacidad vital para evolucionar (culturalmente) o en su defecto situados al margen de las rutas o vías por las que habían circulado las ideas. A finales del siglo XIX Bent ya realizó excarvaciones en el Gran Zimbabwe, un conjunto de estructuras de una ciudad construida entre los siglos XI y XV que en su momento de mayor apogeo pudo contar con 18.000 habitantes. Pero no podía ser obra de poblaciones subsaharianas, consideradas carentes de cualquier tipo de sustrato civilizador. Hasta 1929 no se planteó abierta y taxativamente (Caton-Thompson) que fue obra de poblaciones africanas. Pese a las evidencias arqueoloquicas los gobiernos coloniales lo negaron durante mucho tiempo, y es que la arqueoloquía, mal entendida, puede ser un arma con un importante significado político.

martes, 1 de abril de 2008

Houston, Houston..., aquí Atapuerca.

Ha sido el tema estrella en la partida de petanca que eché este fin de semana con los amigotes: Arsuaga es el último de los firmantes (y sólo son 30) en el artículo publicado en Nature la semana pasada (The first european?). “Pero si es lo que se lleva ahora… joder…” decía un poco acalorado El Patitas, “que en estas revistas el jefe ahora firma el último… ¡leches!”, insistía, pero a la mayoría no se les acababan de cocer las berzas, sobre todo cuando a la hora del vermú llegó El Rastas con el Diario de Burgos (venía de Miranda de ver a una sobrina) y leímos que Arsuaga había dicho esa misma semana, en la presentación del hallazgo, que “El Homo antecessor es el mejor candidato para ser nuestro antepasado directo de hace un millón de años. En esa fecha no hay mejor candidato para ser no un pariente, sino el padre del padre de nuestro padre. Si alguien no está de acuerdo que demuestre que no es así.” Se nos atravesaron las gabardinas. “Que mal me huele esto, chicos…”, dijo Genaro mientras se zampaba un trozo de morcilla frita, “…eso es que no se han puesto de acuerdo. Esto es la hecatombe”, sentenció muy aspavientero él (el Gerano es un poco histriónico). “No entiendo yo…” dijo la Merche mientras aprovechaba para coger la última tapa de chistorra con pimiento verde “…eso de que haya que demostrar que algo que no está demostrado no está demostrado. Que rara es la Ciencia… ¿no?"

La Merche se refería sin duda a las hipótesis no confirmadas que pululan por ahí como si fueran hechos establecidos. El Homo antecessor (el hombre pionero) aparecido en el estrato “Aurora” de TD6 en Gran Dolina, y que se dió a conocer en 1997 (Science), fue recibido con división de opiniones, y hay quien no lo considera merecedor de una asignación específica propia. Los holotipos, es decir, los especimenes que mejor representan los rasgos de una especie (los tipos patrón) suelen ser de normal individuos adultos, cuando todos sus rasgos ya están definidos, y el chico de la Gran Dolina era un joven cuando se lo comieron. Por otra parte, los fósiles que se conocen son tan pocos y el lapso temporal tan grande que podría tratarse de una cronoespecie. Pero aceptando que Homo antecessor sea lo que se dice que es, luego está la cuestión de su posición filogenética propuesta: último antepasado común de las líneas que conducirían a los humanos modernos en África y a los neandertales en Europa. Puesto que es opinión más aceptada que el hombre anatómicamente moderno apareció en África (y no en Ibeas de Juarros), si Homo antecessor es antepasado directo nuestro, debió existir también en ese continente, y eso, si bien no es algo imposible, no ha sido demostrado en absoluto.

Esa hipótesis, por demostrar, además no contempla algún hecho cuando menos chocante. ¿Cuándo salió Homo antecessor de África? A la hipótesis le va mejor que hubieran salido más bien tarde, porque mantener una identidad de poblaciones separadas geográficamente a lo largo de cientos de miles de años es difícil de asimilar. Pero si salieron tarde por qué salieron con una mano delante y otra detrás (es decir, por que salieron con un Modo I, cuando desde hace 1,5 millones de años hay Modo II en África). Las evidencias arqueológicas apuntan a que quienes salieron así lo hicieron antes de 1,5 millones de años.

Por su parte, el hallazgo de la nueva mandíbula no favorece lo propuesto para Homo antecessor, aunque tal circunstancia ya debía haberse tenido en cuenta desde el momento en que se sabía que hay lugares por encima de un millón de años en el occidente de Europa (la propia Sima del Elefante, Pirro Nord, Barranco León, Fuente Nueva 3) que fueron visitados por humanos, siempre con ese Modo I. Provisionalmente la sínfisis mandibular de la Sima del Elefante se ha asignado también a Homo antecessor, a pesar de que no se sabe cómo tenía el mentón el chico de la Gran Dolina. Quizás dejarlo de momento como Homo sp. hubiera sido técnicamente más correcto, pero igualmente de comprometido para mantener a Homo antecessor en el sitio que se le quiere asignar. Si ambos son Homo antecessor se hace evidente, como se indica, que efectivamente hubo una expansión temprana de los homínidos desde África, representando estas poblaciones un proceso de especiación en este extremo de Eurasia a lo largo del Pleistoceno Inferior, desligadas de las poblaciones africanas. Si no lo fueran el escenario podría ser diferente, pero se me antoja que igualmente nada halagüeño para las aspiraciones de Homo antecessor, que de ser posible antepasado tal vez pasaría a ser vía muerta.