Ayer mismo volvía yo a casa a las 4 de la madrugada cuando vi (y oí, claro) que una joven se acercaba a un tío y le preguntaba la hora. Éste le respondió que era de noche. “Es que yo divido los días en “de día” y en “de noche”, y he eliminado las horas y los minutos..., que total.., ¿para qué?” seguía diciendo él cuando la otra ya había dado media vuelta y lo había mandao a cascala (que por cierto, esto me recuerda que aún tengo por ahí al Juan Soler, en “animalotes políticos”, ¡que cabeza!, debe de estar tieso). Entonces se acercó a mí haciendo la misma pregunta y le respondí que eran las 4 y 10.
Mi estimado “rano verde” me parece genial que te parezca genial que la industria lítica se catalogue en modos (1, 2, 3, 4), pero siento desilusionarte si te digo que, a Dios gracias, no se han eliminado los nombres, que sería lo mismo que haber quitado las horas. La inclusión de los diferentes complejos líticos bajo una de esas etiquetas no es otra cosa que una modernez o moda que lo único que ha hecho ha sido cambiar el collar que portaba un viejo perro. Ese perro se llamaba cantos/bifaces/lascas/láminas (ya sé, ya, que para un perro es un nombre un poco raro, pero chico, hay tanto “Toby”), que reproduce a su vez al perro o secuencia Paleolítico Inferior Arcaico/Paleolítico Inferior Clásico/Paleolítico Medio/Paleolítico Superior (respecto a los cantos tal vez fuera necesaria alguna puntualización). Muy pocas veces se menciona el modo 4 (incluso ni el 3), tal vez acaso cuando se comenta la evolución de las técnicas y modos de explotación de lo lítico durante el paleolítico, la tendencia hacia la leptolitización y microlitización y bla, bla, bla. Si alguien dice que tiene una industria con artefactos del modo 4 nos está diciendo algo, claro, pero no gran cosa. De hecho lo inmediato sería preguntarle ¿y?. Una punta de la Gravette y un buril de pico loro están dentro de ese modo, pero separados miles de años entre sí y pertenecen a industrias distintas.
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