La semana pasada El Paleofreak y Mundo Neandertal nos pusieron al corriente de que el hombre de Flores calzaba unos señores pies. Como indicaban, el anatomista W. Junkers había aportado esa información en la Asociación Americana de Antropología Física.
En el último número de la revista Science, publicado el pasado viernes, veo que Elisabeth Culotta hace referencia a esa reunión. Desde luego que eran unos señores pies. El espécimen LB1 de la cueva de Liang Bua calzaba casi la media de la humanidad actual pero claro, sólo medía un metro de altura. Para hacernos una idea más precisa; la longitud de uno de nuestros pies (y digo uno porque el otro suele medir lo mismo) supone aproximadamente el 55% de la del fémur, mientras que en este individuo representaba el 70%. Eso y su anatomía aconsejaba, según Jungers, no apostar por él (por el hobbit, claro) como ganador de una maratón, y para Wood el individuo, que sólo se ha pasado 18.000 años enterrados, presenta rasgos correspondientes a un grado de homínido que dejó de pisotear la tierra hace millones de años. Jungers apuntó que una explicación es que Homo floresiensis derive de una migración muy antigua de homínidos fuera de África, de Homo habilis, por ejemplo, aunque no hay ninguna prueba de ello, de los que podría resultar algo parecido a estos hobbits. Para Ciochon, que dice no sentirse cómodo con tantos vacíos en el tiempo y en el espacio, el antepasado podría ser Homo erectus, del que floresiensis habría resultado por un proceso de encanijamiento (insular).
Otra posibilidad planteada desde el principio, y es que no le faltan críticos al floresiensis, es que sea un sapiens con alguna patología. Se ha mencionado microcefalia, síndrome de Laron (aunque esto no casa mucho con semejantes pinrreles), cretinismo, pero ahí sigue tieso el tío (con esos pies no me extraña, la verdad). Jukka Jernvall, especialista en el desarrollo de dientes, aportó otro dato: la primera muela sirve de plantilla para el tamaño de la segunda y la tercera. Si el desarrollo es interrumpido, por una enfermedad, por ejemplo, la relación molar se deshace. Por ejemplo en enanos de glándula pituitaria -uno de los síndromes sugeridos para LB1- la segunda muela es pequeña, pero la tercera muela por lo general no aparece en absoluto. Y en el LB1, aunque pequeñas, guardan las proporciones de un homínido de mayor tamaño. Así que…
No obstante me quedo con un comentario. Si se han descubierto restos de 12 individuos, la mayoría de los rasgos anatómicos distintivos descritos están referidos sólo a LB1. ¿No es eso dejar la puerta abierta a que ese espécimen sea un enfermo?
1 comentario:
No, lo que pasa es que los demás individuos (son 9 LB1-LB9) no tienen cráneo, el único con un cráneo completo es el LB1, los demás son fragmentarios, pero sí tienen las mismas características, reducido tamaño, etc.
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