martes, 15 de abril de 2008

Animalotes políticos.

Estábamos el otro día echando un mus, ¡con 4 reyes por supuesto, como debe de ser!, y hablando de que si veníamos o no de los ctenoforos y tal (para más información consulta en un blog paleofreak, pero amateur) cuando Genaro, que había cortado el mus sin juego, sin pares y sin nada dijo que algún psicólogo había dicho por ahí que para ser feliz es muy importante tener mala memoria o, mejor aún, según él, no tenerla.

Para ser político tener mala memoria también viene bien, pero si en lugar de ser mala es selectiva, mejor que mejor. En cualquier caso está claro que eso sólo no es suficiente para ser político. Cualquiera podría hacer creer que tiene una memoria selectiva y podría ser político. El principal requisito para la Merche es el de tener la capacidad de decir cualquier estupidez, barbaridad, simpleza… sin inmutarse y aparentando, eso sí, que lo dicho no es algo que sea posible, sino que es un 2 + 2 (¿Habría alguién entre la gente de la calle capaz de decir que eso son hilillos como de plastilina, o que venga ya con lo del cambio climático porque mi primo... sin partirse el culo?). Para esto convinimos en que es necesario dos cosas: ser un absoluto sin vergüenza en el sentido literal (es decir, carecer de ella) y considerar (esto si que es básico) que los ciudadanos a los que se dirige uno son completa y absolutamente subnormales (ahora sí, en el peor de los sentidos). Y entre envidos, medias, duples y puntos decidimos crear otra sección, “Animalotes políticos”. Esta semana la sección estará ocupada por Juan Soler (portavoz adjunto del PP).