viernes, 25 de abril de 2008

En breve.


En unos días Homorgasmus en3vistará a Mikel Aguirre, especialista en tecnología lítica. Si tienes alguna pregunta para él háznosla llegar. "No te cortes".

Primera pista (pregunta 2).

A la hora de proporcionar la pista me he acordado de “la Srta. Araceli”. La Srta. Araceli fue mi primera maestra, cuando yo tenía cuatro años y era un parvulito. Yo creo que fue mi primer amor. No se si llegué a pedirle alguna vez que me esperara…, es posible, pero no lo recuerdo. Las clases de la Srta. Araceli eran verdaderamente entretenidas. Nos hablaba de la teoría del caos, de la de cuerdas, de la de gusanos, de la relatividad, de mecánica cuántica, de un montón de cosas divertidas e interesantes, por más que a mí luego, a los años, me diera por las trócolas y los pingüinos de Adelaida. Un día nos habló del bipedismo, y entre todos enlazamos unos versos, para aprendernos algunas de las distintas teorías y, como decía un amigo, recitarlo en animado coro infantil. Ahí está la pista. Con objeto de que esto no sea un chorizo voy a separar cada verso con una “/”. Empezaba antes, pero llegando a este punto decía:


Macarras ha habido siempre,/ nos recuerda un tal Jablonski./ Acarrear cajas miles y desintegrar la visa/ despedazando hasta bragas/ en la estación de rebajas,/ no es comportamiento simple/ según la Zihlman sustenta,/ sino adaptación compleja/ que requirió especiación/ de las hembras del copón;/ ¡Sólo corren los cobardes!/ mantiene McHenry, el Henry, [y Rodman, pero no lo incluíamos porque nos fastidiaba la rima]/ y si te pones tiesito/ siempre irás más despacito./ Aclamada por strippers,/ grita la Tanner, ¡carajo!,/ ¡que la clave es el badajo!,/ (sin inmutarse ni así)/ aunque esgrime más razones,/ ya que los machos, ¡mamones!,/ sin que millones de años/ hayan cambiado patrones,/ prefirieron ya de antaño/ copas, puros e intervius/ el ligoteo y el fútbol,/ las cervezas y la plus,/ a las tareas paternas/ dejando en las manos tiernas/ (hasta entonces sólo piernas)/ de las solitarias madres/ la tarea de cuidar / a unos pendejos llorones/ que dando un mal de cojones/ tuvieron mil atenciones./ En estas nos viene el Wheeler/ y nos dice que nanai,/ que la sabana achicharra/ y hasta quel silencio se haga,/ si te quieres ventilar/ te tienes que levantar./ Para no alargarlo más/ terminaré con el Lovejoy/ que suelta con alegría/ que por mojar to los días/ sólo se hacen tonterías.

Y seguía.


Estabamos nosotros un poco perdidos al final, con eso de lo de “mojar”. Pero me acuerdo de Colón, un compañero, que nos lo explicó. Siempre he odiado a ese Colón. Él fue quien me dijo que no existía el Viejito Pascuero. Snifff.