
Las azagayas son puntas de proyectil realizadas en hueso o en asta durante el Paleolítico Superior. En el último número de Journal of Human Evolution, J.M. Pétillon da cuenca de la existencia de piezas de este tipo, así como de baguettes, fustes y cuñas en los niveles magdalenienses de la cueva de Isturitz (Francia), sobre soporte óseo de origen marino, posiblemente ballena. En la actualidad esta cueva se encuentra a unos 40 km. de la línea de costa (en el Golfo de Vizcaya), y durante el Magdaleniense Medio y Superior (16.500-12.000 cal BC) debió estar a unos 50 ó 60 km., habida cuenta de que el nivel del mar se situó entre 80 y 100 m. por debajo del actual.
Obviamente no es necesario (ni sensato) recurrir a la existencia, por entonces, de técnicas de pesca para hacerse con esos cetáceos, ya que individuos varados pudieron proporcionar ese material. No obstante, la existencia de artefactos fabricados sobre estos huesos a lo largo de toda la secuencia magdaleniense del yacimiento (por más que su número sea muy inferior al de restos de idéntica adscripción tipológica pero en asta) pone de manifiesto que no fue un hecho puntual, sino que pudo significar una tradición técnica consistente a lo largo del tiempo que incluiría conocimientos específicos. En el empleo de este tipo de material pudieron jugar dos factores: un mayor tamaño que el de recursos alternativos, lo que permitiría obtener útiles más grandes, y una mayor resiliencia, es decir, una mayor capacidad de absorción de energía antes de fracturarse por la acción de un impacto, lo que es muy consistente con el tipo de utilización de estos artefactos.
Los restos que han sido ahora revisados fueron recuperados hace más de 70 años en excavaciones realizadas por Passemard y por Saint-Périer, y estaban depositados en el Musée d'Archéologie Nationale (MAN, Yvelines, France).