miércoles, 26 de marzo de 2008

Pero... no confundamos chorras con marinos.


Esta foto de Lee Kindness se titula "Arqueología" (supongo que por lo "viejo" de ese bote en medio de ninguna parte de Wyoming) y me viene al pelo para seguir hablando de melones, o para decir, más bien, que es importante no confundir los melones con lo que no son melones. El título de la foto resulta más afortunado si, enlanzando con lo dicho en la entrada anterior, ese bote, ahí abandonado, lo que pone de manifiesto es una presencia humana en medio de ninguna parte de Wyoming. Presencia humana evidente porque los botes no crecen en los árboles (y además ahí no parece que haya muchos), ni tampoco tienen patas para ir sólos de un sitio a otro, ni deciden poner fin a sus días abriéndose ellos mismos en canal. Ese bote nos dice que alguien, necesariamente humano y cerdo (pero no híbrido) pasó por allí, se comió un bote de judías y luego lo dejó tirado (con esta perspicacia trabajamos los arqueolocos). Pero la cuestión verdaderamente importante es, ¿es ese bote un melón? Y la respuesta, con casi total certeza, es, no. Un melón, como bien apuntó Plog, es un lugar con restos materiales de actividad, discreto y potencialmente interpretable. Ese bote, como dirían los arqueolocos, es simplemente un "hallazgo aislado".

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