miércoles, 28 de mayo de 2008

Sistemas de datación absoluta.

Sistemas de datación y materias a las que se aplican. Ojo con los simbolitos. El dedo hacia arriba quiere decir que habitualmente es fiable; ambos dedos que en ocasiones es erróneo; dedo hacia abajo que a menudo falla. Click para ampliar.


Se me ha hecho saber que he caído presa de las entrevistas y de las noticias de última hora, dejando de lado lo que era el inicial espíritu de este blog, el de aproximar a quien quisiera al mundo de la arqueoloquía. Así que tomo nota y me aplicaré a ello. Hoy comentaré algo sobre la cronología, y en concreto sobre los sistemas de datación absoluta.

Para los arqueolocos, y entre ellos los prehistoriadores, siempre ha sido una necesidad de primer orden situar un item -artefacto, nivel o yacimiento- en un orden temporal con respecto a otros o, si es posible, en una escala de años en el calendario. No sin razón se ha dicho que “la cronología es el espinazo de la Historia”. La forma de ubicar cronológicamente un item en relación a una secuencia establecida, mediante el establecimiento de relaciones del tipo "más moderno que", "más antiguo que" o "contemporáneo a" se conoce como cronología relativa; la forma de ubicarlo mediante referencias a años del calendario constituye la denominada cronología absoluta.

El más conocido de los sistemas de datación absoluta es sin duda el C14, que empezó a aplicarse en la década de los 50 de siglo pasado -de ahí que la diferencia entre años BC (antes de Cristo) y BP (antes del presente) sea de 1950 años-, pero existe un buen número de ellos.

Lo primero que debemos saber es que ninguno es universal, esto es, que ninguno sirve para datar cualquier tipo de material y que ninguno cubre con razonable fiabilidad toda la escala temporal de la historia humana. Consecuentemente, dependiendo del periodo en el que suponemos que se inscribe nuestro yacimiento o de los materiales que recuperemos deberemos elegir uno u otro. Lo segundo tiene que ver con el principio de continuidad, que establece que todo lo contenido en un nivel es contemporáneo, lo cual no deja de pecar de un excesivo simplismo. Es evidente que es posterior a lo infrayacente y anterior a lo suprayacente, pero incluso la matización de que es "contemporáneo en su deposición" también puede ser cuestionable a veces. Así, una vez obtenida una fecha puede haber errores de interpretación que pueden derivarse de la relación existente entre el resto arqueológico que se data y la manifestación arqueológica que se pretende datar. Esto es necesario tenerlo siempre en cuenta, y es especialmente relevante cuando se data mediante dendrocronología. Los errores que se pueden cometer así son más severos cuanto más reciente es la etapa.

Imaginemos que la manifestación que deseamos datar es una casa. Si el resto mediante el cual la datamos es una viga la asociación es directa, si es una mesa que había dentro la relación es indirecta. Deberíamos utilizar la viga, pero estando seguros que no es un resto más antiguo (reutilizado) ni más moderno (reforma) que la manifestación. Si queremos datar un enterramiento neolítico y utilizamos un hueso del propio difunto la relación es directa y en este caso no puede haber ningún problema. Si utilizamos un anillo de hueso que apareció en uno de sus dedos la relación es indirecta y el anillo podría ser más antiguo (más moderno es obvio que no). La elección en este caso es bien simple. Esta circunstancia se ha hecho patente últimamente con las dataciones de C14 cuando se habla de muestras de vida larga (por ejemplo un trozo de carbón de madera) y de muestras de vida corta (un grano de cereal), considerándose preferibles las segundas.

Los sistemas de datación absoluta se pueden agrupar, según los principios en los que se fundamentan, en tres categorías: 1. Aquellos que tienen en cuenta hechos de variación periodica no radiactiva, entre los que destaca la dendrocronología. 2. Los basados en el análisis de transformaciones químicas o físico-quimicas no radiactivas que sufren determinados restos (hidratación de la obsidiana y racemización de aminoácidos) o en variaciones de parámetros terrestres (arqueomagnetismo). 3. Las técnicas basadas en hechos de variación periódica radiactiva: C14, Potasio/Argon, Termoluniniscencia, Resonancia Electrónica de Spin, Huellas de Fisión, los de la familia del Uranio, etc.

Dendrocronogía: Restos de madera bien conservados. Hasta 10.000 años dependiendo de zonas geográficas. Los registros de unas zonas no son extrapolables a otras.

Arqueomagnetismo: Suelos quemados, hogares, hornos, zanjas, cerámica. Hasta 10.000 años dependiendo de zonas geográficas. Las variaciones del campo magnético no pueden determinarse a priori porque no se producen regularmente y los registros de unas zonas no son extrapolables a otras. Además existen periodos en los que la datación no se puede precisar porque no se han producido cambios en el campo magnético, luego un resto dado podría corresponder a cualquier momento de ese periodo. La datación mediante la variación de la dirección del campo magnético sólo se puede aplicar a restos inmuebles. Si se data mediante la intensidad se puede aplicar a restos muebles siempre y cuando se conozca de qué área geográfica procede el resto a datar.

Racemización de aminoácidos: Huesos, dientes y conchas. Hasta más de 500.000, pero muy variable dependiendo del aminoácido sobre el que se data. La velocidad de racemización varía, entre otras cosas, en función de la temperatura (los cálculos están establecidos a una temperatura de 20 ºC), de manera que es preciso calcularla utilizando generalmente otro método de datación. No se puede aplicar sobre restos quemados porque ahí queda roto el ritmo de racemización.

Hidratación de la obsidiana. Obsidiana. Hasta 500.000 años. El ritmo de hidratación varía en función del tipo de obsidiana y de la temperatura, de manera que es preciso calcularlo para cada sitio, generalmente aplicando otro método de datación a otro tipo de resto.

Termoluminiscencia: Cerámica, sílex quemados, sedimentos, rocas volcánicas, espeleotemas. Hasta 100.000, aunque en opinión de algunos se pueden alcanzar incluso los 500.000 años. Dado que la Dosis Total de radiación acumulada en la trampas metaestables es el resultado de la desintegración de elementos radiactivos presentes en la muestra más la de los elementos radiactivos circundantes y la radiación cósmica, es necesario calcular la Dosis Anual Externa. Esto se realiza colocando "trampas" en los niveles de donde proceden los restos a datar durante cierto tiempo.

C14: Madera, carbón, hueso, dientes, conchas. Por el sistema convencial hasta 45.000 años, por el sistema AMS (Accelerator Mass Spectrometry) hasta 90.000. Todos los restos a datar, por éste o por otro sistema, deben contar con su procedencia estratigráfica y topográfica exacta y en el caso de las muestras para C14 con las condiciones de su contexto inmediato (proximidad a raíces, a una pared que ha podido facilitar un curso de agua, etc.). Debe evitarse su posible contaminación durante su toma y la conformación de muestra a partir de la reunión de restos dispersos.

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