En el último número de JHE se publica un artículo (Richards et al.) en el que a partir de la medida de las ratios de varios isótopos estables extraídos del colágeno del diente de un Neandertal se nos apunta alguna característica de su dieta. El diente procede del nivel 7 (el antes 7s de las excavaciones de Airvaux) del yacimiento galo de Jonzac, asociado a un componente lítico correspondiente a la facies MTA y para el que un par de dataciones absolutas han proporcionado una fecha en torno al 36.000, hacia el final de lo que sería el Paleolítico Medio en esa zona. El resultado de ese análisis es concordante con otros precedentes realizados para otros restos neandertales de otros yacimientos: los neandertales obtenían la proteína de su dieta principalmente de bóvidos y caballos, un dato más para añadir y reforzar la emergente imagen de estas gentes como cazadores de grandes herbívoros, conservadora y satisfactoriamente adaptados dietéticamente. En todo caso se indica como necesario contar con más información, de neandertales que vivieron en otros medios, especialmente en regiones costeras, para determinar si sus dietas son realmente similares a lo largo de Europa durante el Pleistoceno Medio.
Para adentrarse en el campo de las prácticas de subsistencia de las gentes prehistóricas los arqueolocos cuentan con algunos recursos. Por ejemplo la presencia de restos de animales en los yacimientos (cuyos patrones de representación taxonómica, tamaño y/o de edad nos pueden informar no sólo sobre lo que se consume sino sobre gustos o sobre prácticas cinegéticas, oportunistas o no), lo mismo que de vegetales, el examen de algunas patologías o de la morfología craneodental acompañada de estudios de micro y macrodesgaste de las piezas dentarias. Y por supuesto el análisis de isótopos estables, que es conveniente combinar con lo anterior, y pongo un ejemplo. En 1999 Sponheimer y Lee-Thorp aportaron evidencias isotópicas de la dieta de cuatro australopitecos africanos del yacimiento de Makapansgat, con una antigüedad de 3 M.a. De los valores de δ13C a partir de la ratio de los isótopos estables de carbono 13C y 12C en el esmalte dentario se derivaba que tenían una dieta altamente variable, y que la mayoría de los homínidos de ese sitio obtuvieron el carbono de una dieta de plantas C4, o de animales que comieron plantas C4 (como termitas y jóvenes mamíferos pastadores), o de ambos, lo que en sí mismo dejaba todo abierto. No obstante, esos valores son similares a los obtenidos hoy entre los geladas (Theropithecus gelada), que se alimentan casi exclusivamente de hojas de hierba, de semillas y de raíces, pero en cambio presentan un patrón de microdesgaste molar (Teaford 1991) diferente al de Australopithecus africanus (Grine y Kay 1988). Esto sugiere que debe considerarse seriamente la posibilidad de que los valores enriquecidos de 13C que se observan en esos homínidos se deban al consumo de comida animal. Otro día seguiremos con este asunto.
Para adentrarse en el campo de las prácticas de subsistencia de las gentes prehistóricas los arqueolocos cuentan con algunos recursos. Por ejemplo la presencia de restos de animales en los yacimientos (cuyos patrones de representación taxonómica, tamaño y/o de edad nos pueden informar no sólo sobre lo que se consume sino sobre gustos o sobre prácticas cinegéticas, oportunistas o no), lo mismo que de vegetales, el examen de algunas patologías o de la morfología craneodental acompañada de estudios de micro y macrodesgaste de las piezas dentarias. Y por supuesto el análisis de isótopos estables, que es conveniente combinar con lo anterior, y pongo un ejemplo. En 1999 Sponheimer y Lee-Thorp aportaron evidencias isotópicas de la dieta de cuatro australopitecos africanos del yacimiento de Makapansgat, con una antigüedad de 3 M.a. De los valores de δ13C a partir de la ratio de los isótopos estables de carbono 13C y 12C en el esmalte dentario se derivaba que tenían una dieta altamente variable, y que la mayoría de los homínidos de ese sitio obtuvieron el carbono de una dieta de plantas C4, o de animales que comieron plantas C4 (como termitas y jóvenes mamíferos pastadores), o de ambos, lo que en sí mismo dejaba todo abierto. No obstante, esos valores son similares a los obtenidos hoy entre los geladas (Theropithecus gelada), que se alimentan casi exclusivamente de hojas de hierba, de semillas y de raíces, pero en cambio presentan un patrón de microdesgaste molar (Teaford 1991) diferente al de Australopithecus africanus (Grine y Kay 1988). Esto sugiere que debe considerarse seriamente la posibilidad de que los valores enriquecidos de 13C que se observan en esos homínidos se deban al consumo de comida animal. Otro día seguiremos con este asunto.
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