Así tituló Wood (The oldest whodunnit in the world) en el año 1997 un comentario publicado en la revista Nature a cuenta del hallazgo que habían realizado Semaw y su equipo en Gona (Etiopía) y en relación con las que son las herramientas líticas más antiguas conocidas. En muchos yacimientos africanos cuyos restos no se pueden datar directamente las fechas se obtienen por biocronología (es decir, la fecha se estima por la asociación faunística que aparece en ese determinado estrato, y que es comparable o más o menos evolucionada a la de otro lugar de edad ya conocida; así por ejemplo, cuando se dice que el Sahelanthropus tchadensis hallado en el yacimiento chadiano de Toros-Menalla tiene una fecha de entre 6 y 7 M.a. es porque la evidencia faunística sugiere que el sitio TM 266, donde apareció, es más antiguo que la formación Lukeino y que puede ser equivalente con la base de la formación Nawata, y si la primera se fecha en alrededor de 6 M.a. y la segunda entre 5.2 y 7.4 M.a, pues eso, verde y en botijo, o como se diga); otra alternativa, cuando la hay, claro, es datar mediante radiocronología niveles o tufos volcánicos que se encuentran por encima y por debajo del que nos interesa, obteniendo así unas fechas ante quem y post quem entre las cuales necesariamente se situará el evento que queremos conocer.
En Gona el nivel en el que se encontraron los útiles se sitúa entre uno de estos tufos, datado en 2.9, y otro en 2.5, y aunque en algún sitio he visto que se dice que esos artefactos podrían tener hasta casi 2.9 M.a, "justo" debajo de ellos se registra la magnetozona Gauss-Matuyama, un cambio en la polaridad magnética ocurrido hace 2.6 M.a, luego los restos son más viejos de 2.5 y más recientes que 2.6 M.a. Son los más viejos, seguidos muy de cerca por los recuperados en Hadar (A.L. 666) y Lokalalei, ambos sobre los 2.3 M.a.
La cuestión que planteaba Wood en ese artículo, y vuelvo al objeto del colgajo, es ¿quién fabricó esa industria? Por supuesto la idea primera y también más extendida es que un Homo, el habilis, pero entre los 2.5 y 1.5 M.a, que es lo que viene a durar el complejo Olduvayense, nos encontramos pululando por África a unos cuantos homínidos. Parantropos tenemos al menos 3, el aethiopicus, el robustus y el boisei, autralopitecos 1, el garhi, y homos pues 2 o 3, depende de lo que hagamos con ese hipodigma tan correoso que representan los habilinos. Si su variabilidad se explica en términos de dimorfismo sexual tendríamos 2, el habilis y el ergaster/erectus, si no tendríamos 3 o en su defecto 2 y otro autralopiteco. Podemos olvidarnos de los ergaster porque aparecen más tarde que la industria, pero con todo sigue habiendo unos cuantos candidatos.
Si recurrimos a ver quién es el aparece con la industria (asociación) tenemos que en Omo y en el lecho I de Olduvai ésta aparece junto con P. boisei y H. habilis, y en Swartkrans con P. robustus y algún resto de Homo. En Hadar la asociación es exclusiva con un Homo, ¿pero en Bouri? Ya se ha dicho que no hay ahí herramientas, pero sí marcas de cortes, y el homínido que aparece es el A. garhi.
Arqueológicamente pues no tenemos criterio firme para saber quién es el malo de esta novela policíaca. Por supuesto que los argumentos a favor de Homo tienen algún peso, y son su mayor capacidad cerebral y su estructura neuroencefálica (estructura, estructura, porque si cojes un cerebro de autralopiteco y lo inflas no tienes un cerebro humano, de la misma manera que si cojes una madarina y la inflas no tienes una naranja, sino una mandarina grande). ¿Hay algún argumento a favor de algún australopiteco? Según Susman que la mano de los P. robustus tenía una capacidad manipulativa muy desarrollada, aunque esto ha sido últimamente criticado. ¿Algo más? Pues no sé, y no seré yo quien le ponga fin a la novela, pero en el artículo de Semaw se decían algunas cosas de interés. La primera que siendo la industria más antigua conocida en cambio ponía de manifiesto un sofisticado control de los mecanismos de fractura concoidea; la segunda que más del 70% de los artefactos se realizaron en traquita (otros en riolita y en basalto), lo que significa, seguramente, la apreciación de sus cualidades de lascado y su selección frente a otras, y la tercera, que en su opinión quienes los fabricaron no eran unos novatos en la teconología lítica, y pronosticaban que útiles más antiguos habrán de ser encontrados. Al final del artículo, y en unas escuetas dos líneas y media, Semaw indicaba que la industria de Gona, con características equivalentes a las de conjuntos olduvaienses mucho más recientes, ponía de manifiesto la existencia de un largo período de éstasis tecnológico, un período de un millón de años, entre 2.5 y 1.5 M.a. Y Wood, al hilo de ese apunte, se preguntaba que si habría que relacionar a un homínido con esa industria debería ser alguno que se hubiera desarrollado en ese lapso temporal. Ningún Homo satisface ese criterio. El Olduvayense persistió después de que hubiera desparecido el Homo habilis, o rudolfensis, o como le queramos llamar. Sólo hay unos homínidos que lo cumplen, los Parantropus (aethiopicus y boisei). Así que... “In Paranthropus we have a plausible suspect that had access to the ‘weapon’ and the ‘opportunity’, but what was the ‘motive’?”
1 comentario:
Pensándolo bien, los conocimientos humanos ha crecido resolviendo miles de "novelas policíacas". Como los niños de 3 años que se pasan el día mareándonos con la pregunta ¿por qué?, los Homo **** llevan milenios preguntándose ¿Esto qué es? ¿Etto qué piho é? ¿Gu gu gurugú?
Los más fuertes han mantenido las preguntas hasta hallar una explicación convincente; los más flojos se han inventado respuestas mágicas para no temblar en la oscuridad.
Publicar un comentario