Imagen de Arqueoterra. La pala, el capazo y el encendedor, sí, sí, se han dejado un encendedor, sirven de escala.
Hoy haré algún comentario sobre lo segundo, sobre las “estrategias” de excavación. Cuando HAL9000 nos cuenta que Binford le decía a Wheeler, “Mortimer, no quiero testigos en la excavación”, no debemos entender que Lewis quiera excavar a puerta cerrada, tal y como algunos entrenadores de fútbol llevan a cabo sus entrenamientos para ocultar sus esquemas de juego al contrario, sino que lo que pretende es realizar una excavación en “área abierta”. El término no hace referencia, en absoluto, a que la excavación se realice al aire libre, como supe que insistían en repetir año tras año algunos alumnos de un arqueoloco, profesor en una universidad eslovena, con el que coincidí hace unos meses en la sala de espera de la consulta de un psiquiatra. Pobre hombre. “¿Usted se cree?”, decía dirigiéndose a un ficus benjamina que había en un rincón… “Todos los años lo mismo… y mira que les digo, que como alguien me diga que una excavación en área abierta es una excavación al aire libre me lo calzo sin más… que hablo en serio…, que me lo calzo y me lo calzo… […] pues no hay manera, siempre hay alguno que... ¡toma! Ya no puedo más, ya no puedo más…, esto es peor que cuando uno me preguntó que cómo es que la superficie circular de una choza paleolítica podía tener metros cuadrados… ¿Usted se cree?”. Así que nada, a mí al menos me quedó bien claro que una excavación en área abierta se puede llevar a cabo en un altozano, en el desierto, en el jardín de tu casa, en el interior de una iglesia, dentro de una cueva, en el sótano de tu vivienda…, en cualquier sitio. Este tipo de estrategia es la última incorporada a la arqueoloquía, a partir de la aparición en la década de los 60 del siglo pasado de la corriente crítica llamada “Nueva Arqueología”, de la que Binford es uno de sus “progenitores”. En su día, años antes, Sir Mortimer puso en práctica otro tipo de estrategia, el denominado “sistema Wheeler”, que consistía en exhumar el depósito del interior de “unidades de excavación” que quedaban separadas por pasillos sin excavar (testigos) de una anchura que, en su aplicación más ortodoxa, solía ser la equivalente a ¼ del de las unidades. Si la unidad de excavación era de 4x4 metros el pasillo tendría una anchura de un metro, pero en fin… luego cada uno lo hacía a su manera. En esos pasillos o testigos, conforme se iba profundizando en las unidades, quedaba registrada la estratigrafía del yacimiento, lógicamente 4 cortes estratigráficos por unidad.
Desde los iniciales “sondeos” hasta las excavaciones en “área abierta” las diferentes estrategias aplicadas por los arqueolocos (y hay unas cuantas) nos transmiten lo que ha sido su opinión cambiante a lo largo del tiempo sobre lo que han ido considerando más importante, que por no alargar el colgajillo puede resumirse de forma breve diciendo que inicialmente las estrategias de excavación potenciaban la “visión vertical” de los yacimientos en tanto que ahora se da preferencia a la “visión horizontal”, aunque lógicamente sin descuidar aquélla. En las excavaciones en área abierta, en las que no se suelen dejar testigos, y si de dejan vienen a estar en las áreas periféricas, la componente vertical se alcanza a posteriori mediante la realización de “secciones acumulativas”.
Pondré un ejemplo. Imaginemos una enorme tarta cubierta de chocolate por todas sus caras como equivalente a un yacimiento, de forma que no sabemos qué estructura le ha dado el pastelero por dentro. Por supuesto sólo le podemos hincar el diente por su cara superior (por razones tan evidentes que supongo que no será necesario explicar). El interés de un arqueoloco de finales del XIX y principios del XX sería básicamente saber por cuántas capas y de qué características está compuesta esa tarta, y la forma más rápida de obtener esa información sería la de extraer un cuadrado desde arriba hasta abajo, posiblemente en el centro. De inmediato sabría cuántas capas ha puesto el pastelero (cuántas ocupaciones y abandonos ha habido en el yacimiento), cómo se suceden y de qué es cada capa (a qué momento, en función de lo que contiene, corresponde). Este tipo de estrategia, que aún se aplica en casos en los que se quiere conocer rápidamente el potencial de un yacimiento (y de hecho parece que es como va a empezar HAL9000) iba bastante bien con los principios evolucionistas y difusionistas que caracterizan ese período de la arqueoloquía, y de hecho iba aún más de perillas cuando el objetivo era hacerse rápidamente con un ajuar funerario en una tumba, sin que tal vez importara nada más. Si a alguien no le ha pasado inadvertido el hecho de que realizar una cata (ese cuadradito) en un punto de la tarta, o incluso varias, no nos garantiza que la sucesión y composición ahí observada vaya a ser igual en todas sus partes puede felicitarse dándose una palmadita en la espalda. Tal vez el pastelero fuera un cachondo.
El equivalente de una excavación en área abierta respecto a cómo enfrentarnos con la tarta sería que deberíamos comernos/levantar capa por capa en su totalidad, en orden exactamente inverso a como el pastelero las montó, no debiendo empezar con la siguiente antes de haber terminado totalmente con la que le cubre. La razón tiene que ver con lo que he comentado antes de la importancia adquirida por la “visión horizontal”. De la misma manera que un sistema (y uno de los pilares en los que se apoyaba la Nueva Arqueología era la Teoría General de Sistemas) no puede entenderse como un simple agregado de elementos (un sistema, su funcionamiento, no puede definirse por la mera suma de sus partes), sino que su compresión última resulta del establecimiento de las relaciones que se producen entre ellos (una definición de sistema es la de “un todo que funciona como un todo en virtud de la relación entre sus partes”), lo sustantivo ahora para los arqueolocos, o para una parte de ellos, es determinar las relaciones que se establecen entre los elementos (restos, estructuras, todo) de un nivel. Sólo de esta manera podríamos ver, por ejemplo, que la tarta contiene un mensaje. El pastelero, que definitivamente era un cachondo, podría haber dejado escrito con pequeños trocitos de nuez picada sobre una capa de fino bizcocho untado de fresa “Tonto el que lo lea”.
La estratigrafía de un yacimiento nos proporciona la secuencia de acontecimientos y sucesos acontecidos ahí. La correcta comprensión de la secuencia estratigráfica, del orden en el que las distintas unidades se han ido sucediendo y acumulando, nos proporciona el orden temporal (una cronología relativa) de esos sucesos. En un yacimiento como el que HAL9000 se dispone a excavar, como currito, de la Segunda Edad del Hierro, se encontrará sin duda con muchas estructuras. Zanjas que sirven de base y cimiento a los muros, los muros, muros venidos abajo en todo o en parte, arreglos de muros, reutilizaciones de muros, puertas o ventanas amortizadas en los muros, o abiertas tiempo después de haberlos levantado. En fin…, ya veremos con qué se topan. La cuestión es que los muros son estratos verticales, que lógicamente tienen una relación, la cual debe establecerse, con los horizontales. Así por ejemplo, que un nivel llegue a tocar, por mínimamente que lo haga, la parte inferior de una ventana amortizada es suficiente para saber que ese nivel es posterior al cierre de ese vano. Cuando a Lewis, según nos dice HAL9000, se le pusieron los ojos en blanco al mencionar el contexto, y que de zanjas, como de testigos, tampoco nada de nada, es porque en yacimientos muy grandes y con muchas estructuras existió la práctica, también a finales del siglo XIX y a principios del XX, del “seguimiento de muros” (otra estrategia). Es la aplicación práctica del simple principio de que “por el hilo se llega al ovillo”. Si practico una zanja a cada lado de un trozo de muro que tengo localizado y lo voy siguiendo… ¿qué conseguiré? Piénsalo y si te parece me contestas durante la publicidad. El problema de una forma de actuación como esa es que por lo común desarticula los muros del resto de la estratigrafía y vete tú a saber entonces cuándo leches se cerró el vano ese. En fin…, ya veremos a ver que hacen estos pollos. Estaremos atentos.
4 comentarios:
Hola Jones. Me parece muy buena idea la de hacer unos matrix Harris este verano para pasar el rato, deberías patentarlo. Muy buena también la descripción de una excavación urbana, ya que muchas veces no resulta ser sino un cúmulo de porquerías que hemos ido dejando en el subsuelo a lo largo de los siglos. Lo de los pozos ciegos, y sobre todo si son muy modernos, es un poco repelente, la verdad.
Pero puestos a romperse los cascos, me he fijado en las unidades estratigráficas de la imagen que has puesto y tengo una duda, ¿porque diferencia las unidades 13312 y 13378?, en realidad parecen el mismo muro.
De todas formas, me parece muy buena la imagen y además me va a servir de entrenamiento. Pero, si no te importa, me gustaría que pusieses también algún ejemplo de matriz de alguna de esas cabañas circulares paleolíticas, es que con esas me hago un poco de lío.
Hola selam, voy a hacer alguna probatina con lo de las matrices aquí en el blog, y luego directamente a montarme en el euro. Respecto a las unidades estratigráficas que mencionas, efectivamente no hay razón, tal y como se observa en el alzado para diferenciarlas. He revisado la fotografía pero como verás esa zona no aparece, ese muro no está.
Ey Jones!
A ver si te animas entonces con esos matrix Harris, más que nada para praticar un poco, que el tema es interesante pero soy extremadamente principiante.
Por cierto, he visto que nos has puesto en tu selección de blogs junto a los grandes!! Eternamente agradecidos!
Un abrazo
Hola, Jones.
Te invito a que visites mi blog: http://unavezelerizoyelzorro.blogspot.com/ En él publico tribunas de divulgación científica y la última trata sobre la convivencia entre los neandertales y los cromañones. Espero que te guste.
Un saludo.
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