La primera es que en la próxima reunión de la Sociedad Española de Paleontología, que se celebrará el próximo mes de octubre en el Museo del Jurásico de Asturias (Muja), el equipo del Laboratorio del Cuaternario de la Facultad de Geología de la Universidad de Oviedo dará a conocer un fragmento de mandíbula humana recuperada en el año 2007 en el yacimiento del “Camarín de las ciervas”, una galería del conjunto de los Torneiros, en el valle del Trubia (Santo Adriano de Muñón, Asturias). El sitio, descubierto en el año 2005, es una galería que termina en una pequeña cámara en la que en sus paredes se identificaron figuras animales grabadas, algunas de ellas ciervas. Su estilo se asimila al de las figuras ya conocidas de Cueva de los Torneiros y Cueva de Santo Adriano, considerado Gravetiense-Solutrense. En las excavaciones llevadas a cabo el pasado año se recuperaron piezas de sílex, abundantes restos de ocre y restos de adornos, entre ellos un colgante en Trivia Monacha, todo ello de entre hace 21.000 y 19.000 años. Y la mandíbula que se presentará en breve. Se trata de un fragmento que conserva el primer molar inferior izquierdo dentro de su alveolo (aún no eclosionado), y que pertenece pues a un individuo infantil, posiblemente una niña de unos 2 ó 3 años. La mandíbula está fracturada y los componentes del equipo, del que forma parte Juan Luis Arsuaga sospechan que pudo “haber sido víctima de un festín alimenticio”, aunque a diferencia de lo que se observa en el chico de la Gran Dolina aquí no han aparecido marcas de carnicería.
Grabados del Camarín de las ciervas.
Que por cierto, el otro día, a lo que se ve, le preguntaron a Arsuaga en la entrega del premio Antonio de Sancha por su defensa y divulgación de la cultura, si los heidelbergensis soñaban. Hay preguntas que desde luego. Su repuesta fue: “Ése es el gran problema de la ciencia, conocer el origen de la mente humana. Hemos encontrado muchos datos que nos permiten entender cómo nos hemos convertido en una especie consciente. Estamos hechos de átomos, pero la materia sabe de su propia existencia y a partir de ahí se hace preguntas”. Respuesta que no sé si quiere decir, sí, no, o sólo en la siesta. Pero digo yo ¿los animales, o algunos animales no sueñan? Yo creía que sí, al menos mi gato Silvestre seguro que sueña. En fin, que me lo digan los amigos de Abulafia, a los que les tengo mucha fe. Y ya puestos pregunto ¿hay alguien que sueñe en blanco y negro?
1 comentario:
Yo también estoy convencido de que mi gato soñaba. Incluso a veces movía el morro en sueños y hacía: meeeeèè, un maullido característico de cuando estaba acojonado.
O Frij o yo pondremos algo de eso en el blog. Gracias por la fe immerecida que depositas en nosotros ;0)
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